Las trece rosas
Fueron llamadas así, después de su muerte, trece mujeres jóvenes ejecutadas por el régimen franquista el 5 de agosto de 1939 en el Cementerio del Este (hoy de la Almudena).
El juicio fue un acto de venganza por el atentado en el que murieron un teniente de la Guardia Civil, su hija y el conductor del vehículo. Se tiene constancia de que las trece mujeres estaban ya en la cárcel cuando ocurrió dicho atentado.
Blanca Brisac Vázquez
29 años (San Sebastián 1910)
Pianista y costurera.
Fue sentenciada a muerte porque resultó «probado que era miembro de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) y su esposo además del Partido Comunista de España (PCE)” y que habían intervenido en los trabajos de organización de actividades de la JSU. La primera descarga la dejó con vida y fue ejecutada con el tiro de gracia. Su marido había sido fusilado unas horas antes.
Pilar Bueno Ibáñez
27 años (Sos del Rey Católico 1912)
Modista
Afiliada al PCE en 1936. Miembro del Comité provincial antes del golpe del coronel Casado. Encarcelada el 17 de mayo de 1939.
Joaquina López Laffite
23 años (Trubia 1916)
Militante de las JSU desde agosto de 1936
La sentencia dice que era “enlace del Comité Provincial de las JSU donde desempeñaba el cargo de secretaria femenina y de secretaria general, siendo su casa lugar de cita de elementos dispersos”
Martina Barroso García
22 años (Gilbuena 1917)
Modista
Afiliada a las JSU en 1937. Trabajó en un taller de dicha organización confeccionando ropa para los milicianos hasta diciembre de 1938. Después trabajó en un Comedor Social. Con Elena, Ana, Victoria y Luisa eran componentes del mismo grupo de acción.
Ana López Gallego (Anita)
21 años (La Carolina 1918)
Modista
Militante de las JSU. Detenida el 16 de mayo de 1939 en redada masiva. El 6 de junio entra en Ventas. Ana López no murió en la primera descarga y exclamó: «¿Es que a mí no me matan?», muriendo en una segunda descarga.
Carmen Barrero Aguado
20 años
Modista
Militante del PCE desde 1936, tras la guerra fue la responsable femenina del partido en Madrid. Estuvo trabajando en talleres de intendencia en Valencia. Entra en Ventas el 17 de mayo de 1939.
Julia Conesa Conesa
20 años (Oviedo, 1919)
Modista
Militante de JSU. Su afiliación a esta asociación le permitió colaborar como monitora en las actividades deportivas que las juventudes organizaban. Fue denunciada por un amigo de su novio y detenida mientras cosía en su casa. Escribió varias cartas desde la cárcel, la última de ellas termina con la frase “Que mi nombre no se borre de la historia”.
Elena Gil Olaya
20 años (Madrid, 1919)
Ingresó en las JSU en 1937. Fue condenada a muerte porque se había «probado que tomaba parte en las actividades delictivas de las JSU”
Dionisia Manzanero Salas
20 años (Madrid 1919)
Se afilió al PCE en 1938. Trabajó como enfermera. La sentencia le acusa de ser «el enlace de Bascuñana para el contacto con las diversas ramas de las organizaciones de las JSU y el Partido Comunista»
Adelina García Casillas
19 años (Hoyocasero 1920)
Modista
Fue condenada a muerte por ser probado que «como miembro de las JSU ha intervenido en los trabajos de organización y actividades de las mismas»
Victoria Muñoz García
18 años (Madrid 1921)
Al acabar la guerra un amigo le convenció para que entrara a formar parte de la reorganización de las JSU, entrando con 15 años en un grupo integrado por varias mujeres, también parte de las 13 rosas.
Virtudes González García
17 años (Madrid, 1922)
Modista
Miembro del Comité Provincial de JSU de Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939, tras ser denunciada por un compañero bajo tortura. Fue acusada de intentar reconstruir la JSU y de participar en iniciativas de sabotaje y conspiración.
Luisa Rodríguez de la Fuente
18 años (Madrid 1921)
Sastra de profesión. Afiliada a JSU en 1936. Fue nombrada responsable de un grupo y se le pidió que contactara con otros cinco militantes. Detenida en 1939, fue la primera que entró en la cárcel de Ventas. Según su propia declaración, reconoció que había sido parte de una célula comunista. Dos vecinas atestiguaron a su favor diciendo que habían observado en ella una buena conducta pese a ser Comunista.
Las instancias de indulto de todas ellas no fueron cursadas por la directora de la cárcel de Las Ventas.
– Carmen Castro